Ante un juez de control de garantías, la
Fiscalía imputó cargos por el delito de estafa en masa, en calidad de
coautores, en contra de Jaime Oswaldo Paz Morillo y María Cecilia Garzón
Madriñan. Ninguno aceptó su responsabilidad.
El ente acusador asoció varias denuncias
y estableció el modo como los integrantes de la red de estafadores atrapan a
sus víctimas con falsas promesas de vehículos.
Se presume que los hoy procesados simulaban ser los dueños de la
comercializadora y otros cuatro involucrados fungían como vendedores directos
en la vitrina comercial ubicada en la Avenida Caracas con calle tercera, en el
sur de Bogotá.
Los imputados al parecer se presentaban
ante los clientes como gerentes, administradores y contadores, pues cambiaban
sus roles para no asumir directamente responsabilidades ante las reclamaciones
por incumplimiento.
Según la investigación, la estafa era
realizada en tres modalidades:
La venta de vehículos nuevos tipo taxi
financiados con una entidad bancaria directamente por el concesionario. Las
víctimas cancelaban una cuota inicial más los costos de la matrícula. La
promesa era entregar el automotor en menos de una semana. Ante el
incumplimiento decían que había múltiples inconvenientes con el crédito.
Recibo en consignación de vehículos
particulares, de preferencia camionetas o vehículos de alta gama. Los afectados
recibían un porcentaje en efectivo y la promesa de cancelar la totalidad del
valor en menos de 30 días.
Venta de vehículos apropiados
ilegalmente en consignación en el concesionario. Eran comprados por terceros
que varios meses después de su compra tenían que enfrentar procesos judiciales
por la compra de un bien automotor declarado como hurtado.
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