El obispo de Facatativá, José Miguel Gómez envió un mensaje de felicitación a la fuerza pública y de reflexión a los violentos.
El siguiente es el texto del mensaje enviado por Monseñor José Miguel Gómez.
Muy queridos hermanos y hermanas, habitantes de Facatativá:
Reciban mi más cordial saludo, en el Señor.
Los hechos ocurridos en el día de ayer sobre todo desde el atardecer hasta las 11 de la noche dejan el corazón apesadumbrado y obligan a reflexionar sobre muchos asuntos que posteriormente tendremos en cuenta.
Me dirijo ustedes, ahora, principalmente, para animarlos en la fe y en la esperanza. No están solos. Dios está con ustedes. La iglesia los acompaña y, por medio de este servidor, les asegura su oración constante.
Quisiera destacar su fortaleza de ánimo y felicitarlos por el comportamiento con el que vivieron muchos de ustedes en esa lamentable jornada delincuencial que tuvimos que padecer en el municipio. Dedico una mención especial aquellos que nos dieron ejemplo, saliendo a las calles, para defender sus barrios. Gracias a quienes colaboraron decididamente con las autoridades.
La destrucción de los bienes ajenos, la pintura de las paredes, los atentados contra la integridad física o moral de las personas y, sobretodo, las intenciones de lograr objetivos desestabilizadores, cueste lo que cueste, nos hacen decir a todos, lo que oímos en alguno de sus videos particulares: “Esto no es una protesta; esto ya es vandalismo.”
Todos tenemos el legítimo derecho de presentar nuestras inconformidades y todos tenemos el derecho de protestar, es verdad, pero ninguno de nosotros tiene derechos para imponer sus ideas por la fuerza ni para lastimar a otros ni para dañar los bienes ajenos ni para estorbar los derechos de los demás. Son los más pobres, precisamente los que más necesitan llegar a su trabajo, los que resultan más perjudicados por la destrucción de los medios públicos de transporte. Son los que más viven en nuestras ciudades, es decir, los que menos viajan, los que se ven ahora rodeados de escombros, de pinturas, de basura, de vidrios rotos, y de daños que tardaremos meses en ver reparados. No nos van a engañar. Esto no es ni puede ser camino hacia algo mejor.
Con afecto pastoral intenso les comparto que he pedido a muchos monasterios contemplativos que se pongan en oración por nosotros, especialmente por Facatativá. Con este recurso a la oración ponemos, de parte de la iglesia, el recurso más valioso. Nos queda a todos la tarea de señalar de manera clara y contundente a los violentos que así no es la cosa. Que su agresividad no va a mejorar el país Y que las ideas se pueden plantear y presentar de muchas maneras pero no con la destrucción de los bienes y de la salud de los más inocentes.
A quienes sean más devotos, les ruego iniciar una cadena de rosarios, o rezar con frecuencia las tres Avemarías, de tal manera que la Santísima Virgen extienda su mano sobre todos nosotros y nos ayude a repeler todas las fuerzas oscuras que gobiernan los corazones delincuentes.
Los bendigo paternalmente, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, pidiendo al Único Todopoderoso y Eterno que tenga compasión de nosotros y nos ayude a superar esta crisis.
Hasta pronto.
+ José Miguel Gómez, obispo de Facatativá
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