En
la cárcel La Picota, de Bogotá, comenzó a pagar su condena Amaury García
Berrocal, el sicario que asesinó al funcionario de la Gobernación de
Cundinamarca Luis Carlos Castillo Amaya en agosto del año pasado, en la zona de
comidas de la entidad. García Berrocal, quien fue capturado por las autoridades
cuando intentaba escapar del lugar, fue condenado por un juez de Bogotá a 43
años, 3 meses y 26 días de cárcel por el crimen.
El
hombre, conocido con el alias de Niche, había buscado lograr un preacuerdo con
la Fiscalía para redimir la pena, a cambio de aceptar los delitos de homicidio
agravado y porte ilegal de armas, pero esa negociación finalmente no prosperó.
En
su momento, fuentes cercanas al caso señalaron que el hoy condenado no
entregaría ninguna información sobre las personas que lo contrataron para
cometer el crimen ni haría claridad sobre el supuesto error que cometió, pues,
según dijo en sus primeras declaraciones, su objetivo era el exjefe paramilitar
de Cundinamarca Luis Eduardo Cifuentes, alias el Águila.
Sin
embargo, familiares del funcionario asesinado señalaron en su momento que no
estaban de acuerdo con esa negociación y dijeron que a García no se le podían
conceder beneficios judiciales cuando no entrega información para aclarar
plenamente los hechos.
La
confesión del sicario de funcionario de Gobernación de Cundinamarca
La
mayoría de las condenas se logran tras preacuerdos
Asesino
de funcionario de la gobernación busca rebaja de pena
Durante
el proceso judicial, García Berrocal detalló cómo perpetró el crimen. Por ejemplo,
en una audiencia señaló que ingresó a la sede de la Gobernación el 30 de agosto
de 2018 para hacer labores de inteligencia sobre la seguridad del sitio y las
posibles vías de escape.
Además,
en una carta, el sicario relató cómo ingresó a la Gobernación sin ser detectado
y ratificó que se equivocó de víctima.
Ese
documento cuenta que tras el reconocimiento del lugar identificó que no tendría
dificultad para cumplir con el asesinato, por lo que el día siguiente envolvió
su arma en papel, la puso en su cintura y la pudo entrar sin dificultad a la
sede de la Gobernación sin que sonaran los detectores de metal.
Según
la investigación, en la parte externa de la Gobernación lo esperaba un hombre
en una moto en la que tenían previsto escapar del lugar.
García
Berrocal ya había estado preso por sus nexos con organizaciones ilegales y
regresó a las calles por decisión de un juez de Cartagena.
Además,
aún continúan las investigaciones para identificar a sus cómplices, para esto
rastrearon los movimientos previos de García por Bogotá antes del crimen, y han
hecho análisis al celular que tenía en su poder y con el cual, al parecer, se
comunicaba con las demás personas que participaron en el hecho.
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